Bitácora de Sergio Casado

lunes, 31 de octubre de 2011

Cree uno que conoce el cine, las buenas películas, pero el cinéfilo está siempre lleno de agujeros, del cine no visto u olvidado. Cuando me encuentro con una película como “The commitments” me doy cuenta de lo especial que puede ser el cine cuando una serie de elementos coinciden: el guión interesante, original, fresco, la verosimilitud y el buen trabajo de los actores. Anoche me fui a la cama feliz, simplemente gracias a esta película, una pura delicia. Y luego siempre encuentras un tipo que sepa hacer bien las cosas. Los cineastas británicos suelen reunir esos elementos y saben jugar con ellos, muchísimas veces, de manera magistral. Me ha pasado recientemente con “Another year”, de Mike Leigh. Me vienen a la mente también películas de Stephen Frears, Jim Sheridan, Ken Loach o Mark Herman. Algunos de ellos, cuando salen de Inglaterra o Irlanda parecen no funcionar bien, como si algo fallara. En cuanto vuelven a jugar en casa, son imbatibles. Las películas de Alan Parker pueden ser mejores o peores, más frías, pero siempre registran humanidad, no son pretenciosas; en el caso de “The commitments”, una banda dublinesa que quieren ser salvadores de la música soul, una banda creada como una ficción, parece tan real como si te los encontraras en plena calle o en tu bareto habitual. Que grande es el cine cuando consigue eso.

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