Bitácora de Sergio Casado

martes, 18 de octubre de 2011

El empeño de arrancar bien la semana, de luchar por lo que a uno le interesa, aunque la imagen de ese interés sea borrosa. Animar lunes y martes con un buen postre o una buena lectura, buscar una buena película, un buen diálogo o una buena cita, buscar algo con luz. No dejarse llevar por la rutina sin más, haciendo túneles o pasadizos que lleven a otras partes, a otros lugares. Un buen pasadizo a un café (quizá con pastel incluido), a un mañaneo, a un rato de lectura a escondidas, a unas chuletitas de ternasco o a una caminata que nos deje cansados, sedientos o hambrientos, al parque en la llegada del otoño, o al párrafo escondido en una historia de Zweig.

¿Cómo había podido olvidar durante tantos años ese poema, esa velada en la que solos en la casa, confusos por ello, huyeron de la embarazosa conversación buscando un punto de encuentro más amable en los libros, donde, detrás de las palabras y de la melodía, de vez en cuando brilla el relámpago que nos permite reconocer un sentimiento íntimo, como la luz que atraviesa la ronda de arbustos, chispeante, intangible, y sin embargo llenándonos de una dicha inefable?”
(de “Viaje al pasado”, Stefan Zweig)

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