Bitácora de Sergio Casado

viernes, 18 de noviembre de 2011

Quisiera uno escribir con sentido, con verdad, intentando comunicar algo. No siempre es posible. Sólo a veces sucede. Es eso lo que uno se encuentra al leer. Sólo a veces aparece la luz. Andaba yo cada vez más metido en una siniestra trama con capitanes que desanimaban a sus marineros, rotos, desmoralizados. Sin ilusiones, sin esperanzas, sin camino, en la oscuridad. Y de repente algo encontraron estos marineros. Algo les dio esperanza, algo les iluminó. Pensaron que no todo es absurdo, un sin sentido. Pensaron que puede aparecer, de repente, algo, un buen capitán, una buena aventura, una meta. Había olvidado cuanto me gusta una línea que descubrí gracias a Mario Camus, gracias a su libro “Un fuego oculto”. Gracias a un tipo ilusionante descubrí ese libro. Regalé mi ejemplar a mi amigo Carlos. He de tener ese libro presente, no olvidarlo, no olvidar esa línea de Claudio Rodríguez que dio titulo al libro de Mario. Si lo olvido, estaré perdido.

Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto, .”
(de “Don de la ebriedad”, de Claudio Rodríguez)

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