Bitácora de Sergio Casado

sábado, 12 de noviembre de 2011

Cayó Berlusconi. No hace mucho Gaddafi y Mubarak. No voy a compararlos. Pero algo se mueve, entre terremotos y atracos financieros masivos, la confusión en la que nadie entiende nada y esa crisis espesa, no sólo económica, sino de caminos erróneos, de muñecos y depredadores invadiéndolo todo. Parece todo un gran huracán de incertidumbre. Los libros, la cultura, parecen interesar a cuatro gatos. Estamos en manos del más puro azar, sin capitán, sin meta, en medio de la oscuridad y con los faroles iluminando poco o mal. Pero no hay que rendirse. Si uno siente que vienen lluvias, vientos temibles y tempestades, hay que mantenerse firme, tranquilo, como buenamente se pueda, y que sea lo que sea. ¡Adelante!

... Y ahora, cuando las nubes se acumulan y la lluvia amenaza al bosque y a nuestra casa, haz que no nos sintamos abatidos; que no olvidemos el sabor de de los pasados favores y placeres; antes bien que, como la voz del pájaro que canta bajo la lluvia, nuestra memoria conserve la gratitud en la hora de las tinieblas.”
(de “Oraciones de Vailima: En tiempo de lluvia”, de Robert Louis Stevenson)

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