Bitácora de Sergio Casado

domingo, 4 de septiembre de 2011

Ser lobo


Un domingo por la mañana para buscar viejos textos, con la ventana abierta por la buena temperatura. Ahí cerca el “Abel Sánchez” de Unamuno que me regaló D. y leeré la semana que viene. También cerca el recuerdo de la genética del cabreo que de vez en cuando me produce algún cortocircuito. Mientras recarga el ordenador, suenan youtubes de Bach, de Nikolayeva y Grimaud. Termino de leer “Las tragedias grotescas” de Baroja, sorprendido por mi desconocimiento alrededor del estallido de la revolución de la “Commune” de París en 1871. Sería interesante repescar “Los últimos románticos” y volver a leer seguidas las dos novelas. En ésta, hay temas fascinantes, descripciones otoñales, el decadente Bengoa, el París de las callejuelas, el vagabundeo por éstas, el estallido anarquista y social contra la injusticia y la manera de vivir del personaje de Yarza.

Aquí está, seguramente, mi felicidad -se dijo Yarza-; esa felicidad tranquila y burguesa tan apetecida por todos los hombres y mujeres de raza vacuna. Aquí debía vivir yo, siendo un buen empleado, económico, puntual, buen padre de familia..., un buen cordero que diese su lana sin protesta. No -exclamó con decisión-, hay que ser lobo... con los dientes limados, con las uñas cortadas, pero siempre lobo.”
(de “Las tragedias grotescas”, Pío Baroja)

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