Bitácora de Sergio Casado

sábado, 24 de septiembre de 2011

Amabilidad

Todavía queda gente amable como J., el óptico, al que siempre es agradable ver porque trata todo con sencillez, cualquier problema que le plantean. Cambia las plaquetas de mis gafas y recuerdo que hace un año, o año y pico, me animaba ante cualquier duda o bulla en mi cabeza cuando salió casualmente el tema del libro en el que andaba metido, que no acababa de cuajar. Animaba y animaba. Hoy lo vi como siempre, con ganas, entregado en su oficio, amable. Siempre gusta encontrarse gente así, aunque sea en el mero trato al cliente.

De camino a la óptica aparecían nubes matinales y ese tiempo otoñal cambiante, que luego de repente puede ser luminoso. Queda un día estupendo de septiembre. En la cabeza, la película “Gentleman Jim”, que vi ayer. La película es de Raoul Walsh, del año 1942, con Errol Flynn. El cine de Walsh evoca para mí a la película “El último refugio”, pero también el recuerdo infantil de “Murieron con las botas puestas”, en aquellas sobremesas de sábado en Televisión Española, con clásicos en blanco y negro como las películas de Johnny Weissmuller o los Marx. Ahora son otros tiempos, otros cineastas. En el caso de “Gentleman Jim”, ese es el sabor, el sabor de un cine romántico que hoy en día no encaja, que parece venir de otro planeta, de otro mundo. Hay una escena final, un diálogo entre los dos boxeadores tras el combate, que es pura magia y cine clásico. Y un maravilloso combate en los muelles, en el cogollo de la película. No se si ese es el mejor o el peor cine, pero sí estoy convencido de que es clásico.

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