Bitácora de Sergio Casado

martes, 6 de diciembre de 2011

La imagen de la crisis es la de los locales cerrados, la de monobloques de pisos vacíos o a medio construir, la de bibliotecas y universidades decadentes, la del desprecio por la lectura, la de la dictadura de la ignorancia, de un modo de vivir que resulta ajeno y cada vez comprendo menos. Es la imagen de la desunión europea, la esquizofrenia española, los desmanes de unos pocos, la avaricia, el egoísmo, el sálvese el que pueda, la intoxicación informativa y el adoctrinamiento de la masa en un único sentido. Usted apechugue con lo que le dicen y no lo cuestione. Hay una aparente democracia, en la que uno puede aislarse o apartarse, pero a costa de diferenciarse sustancialmente. Ante ese maremágnum y la dificultad para saber como maniobrar, como dirigir el timón, apunto alguna u otra cosa que espero me ayude. Hubo un apagón hace un par de noches en mi barrio, y la pequeña luz del móvil me servía para guiarme por la casa, para intentar tropezar lo menos posible. Hay que buscar pequeñas linternas, o velas, o cualquier pequeña luz para guiarnos en el apagón cultural y moral acechante, que poco a poco puede invadirnos por completo. En la reciente feria del libro en México, coincidieron Vargas Llosa y Hertha Müller. Apunté algo de lo que dijeron, como si fuera una de esas pequeñas luces. De Vargas Llosa: “La literatura nos crea un tipo de desasosiego que nos hace más difícil ser manipulados. Por eso siempre ha sido considerada como algo sospechoso por los regímenes que quieren controlar la vida de la gente de la cuna a la tumba. La literatura es un instrumento de defensa de la libertad”. Hertha Müller: “La escritura es clave para comprender la vida. Es un medio único para oponerse a las dictaduras”.

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