Bitácora de Sergio Casado

sábado, 24 de diciembre de 2011

Recordar pasadas Nochebuenas, recordar los que no están y acercarse a los que sí están, armarse de valor en esta Navidad, Natividad, Nacimiento, Oportunidad de cosas nuevas, de proyectos, de viajes, de luchas, de esperanzas y de tempestades con las que habrá que lidiar. En medio de eso, arranco la mañana con la lectura de Stevenson, que será un ritual más en cada Nochebuena. Repaso estos días mis notas a lápiz y bolígrafo del año y veo cada dos por tres palabras como confusión e incertidumbre, ante las crisis personales, siempre acechantes, y ante la general, feroz. Y leo en Stevenson antídotos frente a esto, en una mirada a palabras siempre en desuso, como honradez y amabilidad. Cierro el pequeño libro y escribo.

“ … Ser honrado, ser amable..., ganar poco y gastar un poco menos, conseguir que nuestra presencia haga generalmente más feliz a nuestra familia, saber renunciar a algo cuando sea necesario y no amargarse por ello, tener pocos amigos, pero leales -y, sobre todo, con esa misma e inflexible condición, ser amigos de nosotros mismos-: he aquí una tarea digna de la fortaleza y de la sensibilidad de todo hombre. … ...”
(de “Sermón de Navidad”, Robert Louis Stevenson)

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