Bitácora de Sergio Casado

miércoles, 19 de septiembre de 2012


Encuentros con gente que teme perder su puesto de trabajo, su plaza, su sitio. Hay que ponerse el traje de buzo superviviente, buceando entre toda esta incertidumbre. Siempre esta incertidumbre. Sinsabores de familiares machacados por la vida, por la vejez, por la lucidez que se esfuma. ¿Cómo seguir adelante, ellos y nosotros? Y por la tarde leo y mal leo aquí y allá, cojo alguno de mis libros apilados, algunos tanto tiempo sin abrir. Buscando algo, alguna respuesta. Siempre buscando alguna respuesta, algún latigazo, algún sentido, algún empujón. En “A la luz de la linterna”, una recopilación de ensayos de Stevenson, aparece “Polvo y sombra”. Seguro que en Stevenson encontraré algo para hoy, unas líneas, algo para intentar recuperar la certidumbre, para enjuagar los sinsabores, para permanecer firmes mientras el otoño parece que viene un rato y al poco se arrepiente.


... no quiera Dios que el hombre – la criatura erguida, el razonador, el sabio desde su punto de vista -, no quiera Dios que se canse de hacer el bien, que se desespere por el esfuerzo no recompensado o que se abandone al lenguaje quejumbroso. Baste, para su fe, que toda la creación gima en su mortal fragilidad y luche con una constancia inconquistable: no todo será, seguramente, en vano”.
(de “Polvo y sombra”, Robert Louis Stevenson).


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