Bitácora de Sergio Casado

martes, 19 de noviembre de 2013

Muros y Martillos

En medio de cierzos fríos, en la singladura de Julio Alejandro, encuentro un muro, como aquel de Roger Waters, como los que nos atenazan a diario, como la valla de África y Europa, como el mar cercarno a Lampedusa, como los vacíos y hastíos y oscuridades del otoño, como esa pared firme de corrupciones, chapapotes olvidados, televisiones absurdas y podridas, faros apagados y abandonados. Y frente a ese muro encuentro también un martillo, el que Labordeta proponía para derribarlos, un poema que es en sí mismo un pequeño martillito para guardar en nuestros cuadernos, en nuestras notas, para leerlo, releerlo y nunca dejar de pensar en tumbar los muros, para no dar la espalda a los que quedan/quedamos encerrados en ellos.

"Abiertas las ventanas.
No hay paisaje.
Un repetido muro
de sombras implacables.
Asustado pregunto:
¿Estoy mirando adentro
de mí mismo?
  ("El muro", Julio Alejandro) 

"Un martillo.
Para batir el aire
a golpes.
Ocultar el silencio
con el sonido leve de su grito
y luego abrir,
en la pared, un hueco
para mirar el final
de la intemperie."  ("Un martillo", José Antonio Labordeta)

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