Bitácora de Sergio Casado

jueves, 5 de enero de 2012

Arrancó el nuevo año con un tiempo suave que le lleva a uno a pensar que la primavera no queda tan lejana. La primavera llegará, la dignidad ya veremos. Nuestro nuevo ministro de economía, Luis de Guindos, dice que la banca necesita cincuenta mil millones de euros para sanearse. ¿Y los currantes? ¿Cuántos millones de euros necesitan? ¿Y los mileuristas y submileuristas? ¿Y la gente aplastada y olvidada? ¿Y la gente joven empujada a la borreguización y la desesperanza? Parece que a nadie le importa que se saneen. Lo mejor es que no piensen, que estén desactivados y atontados. La televisión pública está podrida. La prensa prostituida. La cultura minimizada e invadida por el poder del dinero. De nuevo surgen esas palabras totalmente necesarias: dignidad y resistencia. Mientras, ando un tanto despistado con la lectura, así que arranco con una tarea fácil, un ensayito de Stevenson de pocas páginas que defiende detenerse en medio de la corriente del trabajo cotidiano, del conocimiento árido y frío, de llenarse la cabeza con palabras que rápidamente olvidaremos. De vez en cuando, hay que hacer novillos.

... Pues verá, señor, como me puede llegar pronto el momento de salir al mundo, deseo observar que es lo que comúnmente hacen personas de mi situación y dónde se encuentran los abismos y espesuras más terribles del camino; así como también, qué modo de subsistencia es el que ofrece mejores condiciones. Más aún, estoy aquí, tumbado junto al agua para grabarme a fuego eso que mis maestros me enseñaron a llamar paz y satisfacción.”
(de “En defensa de los ociosos”, Robert Louis Stevenson)

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