Bitácora de Sergio Casado

viernes, 22 de mayo de 2015

Voces de Juan Diego Botto

En la comisaría me preguntaron cosas que no entendí y me metieron en una cárcel. A la mañana siguiente alguien me sacó y me presentó a un señor: “Este es su abogado”, me dijo. El abogado me preguntó mi nombre y entramos en otra sala. Allí un juez dijo cosas que yo no entendí y al final otro policía me cogió y me llevó a una furgoneta. De allí me llevaron a otra cárcel, una especial que tienen aquí para los que no tenemos los papeles”.
(Juan Diego Botto, “Invisibles. Voces de Un trozo invisible de este mundo”)


Arranco la escritura desde la palabra clave que me ubica, Indeseable, título del poema de José Emilio Pacheco, desde sus últimos versos, que se han hecho ahora míos: “(...) Me desemplearon hoy y para siempre./ Carezco por completo de influencias./ Llevo aquí en este mundo largo tiempo./ Y nuestros amos dicen que ya es hora/ de callarme y hundirme en la basura.”

Enlazan los desempleados, los desahuciados, los desaparecidos en los océanos, con los que se expresan en nuestra misma lengua, con los Olvidados de Buñuel, con los Destartalados de Elena Poniatowska.

Pacheco, Buñuel o Poniatowska habitan en Antígona, Cálamo, Portadores de Sueños, librerías-tesoro de Zaragoza. También, cuando no las cierran, en las Bibliotecas Públicas. Allí pueden encontrarse Invisibles, de Juan Diego Botto, voces de Lorca, Paco Urondo o Samba Martine, para revivirlas mediante el proceso que desembocó en la representación: Un trozo invisible de este mundo.

Ahora se encarnarán en el trabajo de estos actores, como espíritus en el aire, en el lugar mágico donde Botto ya encarnó a Hamlet, el que averiguó la verdad gracias a un fantasma. Ese lugar es el Teatro Principal de Zaragoza, donde habitan cotidianamente héroes y villanos, donde el creador de la obra decide quien forma parte de la representación y de que modo.

Es Un lugar en el mundo, que Botto hace visible a su manera, invitando así, como señala, a no dar la espalda a los invisibles. De sus voces surge el Botto autor, que las hace suyas en su propia voz, dirigido en el escenario por Sergio Peris-Mencheta. Si Godard dijo que un cine barato es un cine libre, Mencheta sigue ese mismo juego en el teatro, pidiendo al espectador que sea pensante, que imagine.

Me encontré con el actor en la madrileña plaza de Ramales, y le acompañé hasta el portal de su lugar de trabajo. Ahora, me dice, ya no es el novato de La Celestina. Se fue haciendo con películas importantes para él, como Martín (Hache) e Historias del Kronen. Montxo Armendáriz lo vio, lo ve así: “lo conocí con 19 años y recuerdo que cuando su madre, Cristina Rota, me preguntó durante el rodaje de Historias del Kronen qué tal lo estaba haciendo, le respondí que no sólo estaba encantado con su interpretación, sino que con independencia de cómo funcionase la película, le podía asegurar que Juan tendría un brillante futuro como actor. Me alegra constatar que no me equivoqué y que, además, también se ha convertido en un magnífico escritor de teatro. Hemos trabajado juntos en otros proyectos (Silencio Roto, Obaba) y siempre será un actor que estará presente en mis películas si hay un papel adecuado a su edad. Además, es una persona a la que admiro y valoro por su integridad y por su compromiso con la realidad, algo que enriquece todavía más su reconocimiento profesional.”

La voz telefónica de Botto viene y se va: “La voz fisica surge de los recursos expresivos; con 19 años estaba sin hacer. Empecé a encontrarme con 28 o 29 años... ... La satisfacción plena sólo corresponde a los necios. Decidí escribir, ser capaz de contar las cosas como a mi me satisfacía." ¿Cómo arranca la escritura? "... En 2004 mi primo vivía conmigo. No tenía trabajo. Era una manera de convencerlo para que siguiera en Madrid. A partir de ahí me puse a escribir."

En 2004, también, Botto interpreta el mismo papel que Sacristán en el cine. Se cruza quizá consigo mismo, no sólo en la ficción. Sacristán nos lo decía en Zaragoza, hace poco tiempo, en medio de este suicidio cultural del que hablaba José Luis Gómez: “Hemos alimentado al monstruo y ahora nos tiene cogidos por los huevos”. Se lo cuento a Botto, y me dice que ese monstruo no es invencible, que tiene muchas ganas de venir a Zaragoza con la obra. Había recibido muchas peticiones a través de redes sociales. Hay que pelear: lo haremos con su libro o con la obra encarnada en el Teatro Principal.


(escrito originalmente para "Artes y Letras" de Heraldo de Aragón 21 Mayo 2015. No publicado.)

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