Bitácora de Sergio Casado

domingo, 13 de octubre de 2013

Los muchos Romeos

Ya no puedo ver a Romeo subir por las escaleras de Renoir porque Romeo ya no existe y Renoir tampoco. Ahora estoy en el exilio de mi cine, de mis compañeros, de los clientes, de las películas, de mi silla en la que leía. Queda lo escrito, y por eso resulta formidable lo que Grasa y Puyó han conseguido, al crear, literalmente, una novela, o un diario de lo que fue Félix Romeo. Pasé ayer toda la tarde leyendo “Por qué escribo”, introducida por los dos editores, que con su prólogo te introducen en un libro para leer y releer, para subrayar, el libro en el que Romeo está más presente, de todos los suyos, pues contiene continuos destellos de los muchos Romeos. Está el Romeo de Zaragoza, puesto que el libro es también un libro sobre la ciudad, sobre lo que fue, lo que es, lo que pudo y lo que puede ser; está el Romeo de París o Madrid, de Aberdeen, de la trastienda de Antígona. Y hay otros muchos Romeos en el libro; es un libro para los que aman los libros y las librerías, para los que desearían que su ciudad sea mejor de lo que es, y especialmente para los que se ponen mano a la obra cada día intentándolo.

Me encontré textos que recordaba vagamente haber leído, quizá, muchas veces, junto a un café, cuando aparecieron. Grasa y Puyó logran el milagro de que lo que pocos o muchos habían leído, seguramente olvidado, quede ahora fijado en ese libro, que estará en librerías zaragozanas como Antígona, Cálamo o Los Portadores de Sueños, que estará en la biblioteca de Aragón (si mantienen fondos para comprar libros), que estará en mi casa o en otras casas, que permite crear una cronología de vida, un dietario de vida, reflexionar sobre una manera de vivir, uno mismo, y dentro de la ciudad que a uno le acoge. Más allá de eso, puede abrirse por cualquier página, leerse un párrafo, subrayar aquí o allá. Leyéndolo uno puede entristecerse por lo desaparecido, por los lugares y las personas como Labordeta o Algora o el propio Romeo, o disfrutar lo que todavía existe, de los libros, de Orwell o Satrapi, de Pessoa o el propio Romeo, de los restaurantes o cafés, de la Gran Vía madrileña, del Bacharach o el Dumbo de Zaragoza, del pequeño infinito que aparece recogido en “Por qué escribo”.


La literatura es una locura, quiero decir que es una forma de estar en el mundo diferente, y lo diferente está cerca de la literatura”.
(de “Se quiere otra vida” - “Por qué escribo”, Félix Romeo)












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