Bitácora de Sergio Casado

viernes, 26 de agosto de 2011

Aviso


Recién entrado en la piscina, nubes que tapan el sol, corrientes de aire y gente que se resiste a que se estropee el día, como si fuera un aviso de que el verano pudiera terminar en cualquier momento o bien durar unos días, unas semanas más. Nos refugiamos en el pabellón cubierto y algunos se van para casa. Llueve un rato y me siento en una escalera intentando terminar “Al caer la noche”, de David Goodis. Tengo a Baroja (“Las tragedias grotescas”) esperando y no me gusta hacerle esperar. La gente se asoma continuamente y confía en que vuelva a salir el sol. Apenas sale, pero yo me tiro a la piscina, no sea que el verano acabe de repente y yo no me entere.


- Mire -exclamó en ese momento John-. Usted es bastante inteligente. Yo estoy de un lado, usted del otro; eso está claro. Empecemos desde allí. Si quiere seguir viviendo, sólo tiene que decirme donde escondió el dinero. En tal caso le encerraremos mientras hallamos el botín y después le dejaremos ir. ¿No le parece sensato?
- Lo sería, salvo que no sé donde está el dinero. Por eso no me es posible decírselo. ¿No es sensato lo que digo?”
(de “Al caer la noche”, David Goodis)

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