Nunca
olvidaré un pase en el Pedro Cerbuna de la película "El sol
del membrillo", de Víctor Erice. Antes de la proyección se
nos hizo entrega de un pequeño librito que contenía un texto de
Erice titulado "Cine y poesía". Aquel texto, precioso,
que reflexionaba sobre el cine como revelación, quedó guardado
entre mis libros, unido al recuerdo de aquella película, a la
presencia del propio Erice, allí cerca. Y lo rescaté hace unas
semanas porque mi amigo D. estaba interesado en leerlo. A raíz de
aquello busqué otros textos de Erice, maravillándome con la
sensibilidad en su escritura en pequeños ensayos o artículos
dispersos. Y acabe leyendo por fin el guión de "La promesa de
Shanghai", adaptación de Erice a un texto de Marsé, a la que
el cineasta dedicó varios años de trabajo para acabar no pudiendo
rodar la película. Otra de esas películas proscritas, que no
consigue rodarse, o que no consigue ir más allá del trabajo en el
guión, o que se hace pero apenas nadie la ve, o que se hace, se ve,
pero pasa pronto al olvido. En realidad la mayoría de las
películas, en su fugacidad, pasan pronto al olvido. A veces las
olvidamos recién vistas. En otras ocasiones quedan como un buen o
mal recuerdo, o quedan en aquella escena que nos inquieta, o quedan
de cualquier otra manera. Erice se refería en aquel texto sobre la
poesía y el cine a este último como revelación, al instante, el
momento preciso en que vemos la película. Pura fugacidad. Todo
pasa, y también el cine, que es la vida. Están hechos de la misma
materia, que se destruye.
Afortunadamente,
el guión de Erice se publicó, y lo encontré en la biblioteca del
barrio. Una belleza, sin más. Leyéndolo tenía la sensación de
estar ante una obra maestra. En momentos puntuales también sentí
algún tipo de revelación, imaginando la película, las escenas.
¿Cómo hubieran resultado? Pero esta vez el cine adoptaba no la
forma de imagen y sonido, sino la de la palabra escrita. Y tuve la
sensación de que también era cine. Porque también tuve la
sensación de la revelación, esa que se produce al cruzar el umbral
del sueño.
“CAPITÁN
BLAY
Por
allí se va al combate... y también a la dignidad.
/
Blay indica ahora el lado opuesto./
CAPITÁN
BLAY
A
este lado queda la vida regalada, el deshonor y la cobardía...”
(del
guión cinematográfico “La promesa de Shanghai”, Víctor Erice)
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