Ola
de calor que no le deja a uno pensar, si ya piensa por lo general en
madeja revuelta e inconsciente. Pudre el verano, a veces, o con
insistencia. Escapo apenas a ratos, con películas, con libros como
el más reciente de Miguel Sánchez-Ostiz y con la primera novela de
Scott Fitgerald, con la reciente biografía de Mainer sobre Baroja.
Algún baño en el mar, muchos picotazos de mosquitos, muchas vueltas
en la cama sin conciliar el sueño, una brújula interior que anda
loca. El firme deseo de que llegue ya septiembre, de cambiar la
perspectiva a marchas forzadas, si yo no encuentro mi propia manera
de cambiarla.
“La
asombrosa manera en que tú mismo te metes en callejones sin salida,
o en cepos, creyendo que corres en campo abierto”.
(de
“Idas y venidas”, Miguel Sánchez-Ostiz)
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