Días
finales de Abril de lluvias y fríos, de encuentros con gente
conocida que parece aplastada por el empuje de esta gran borrasca de
inquietud e incertidumbre. Así se van apagando los sueños de casi
cuarenta años de democracia: sin rumbo, sin saber lo que se quiere
ni hacia donde dirigirse. Un primero de Mayo con las voces
silenciadas, narcotizadas o desaparecidas. Sólo queda la
resistencia hasta donde se pueda, en una especie de exilio interior,
en aquello en lo que todavía uno cree: el arte, los libros o una
buena película.
POR
RARO QUE PAREZCA
Me
hice ilusiones.
No
sé con qué, pero las hice a mi medida.
Debió
de haber sido con materiales muy poco consistentes.
(de
“Nada grave”, Ángel González)
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