La
primavera no acaba de llegar. Pasó un mes de Mayo por lo general
oscuro, de lluvias intermitentes, cierzos fríos y mucho
desconcierto. La necesidad es darse cuenta cada día de lo que uno
no hace bien, no para intentar al día siguiente arreglarlo, porque
no será posible, sino para simplemente mejorar un poco, sólo un
poco. A partir de ahí quizá pueda lograrse algo. Y mientras.
seguir confiando en que aparezca una luz intensa; si no es así,
intentar crearla por mí mismo aunque sea minúscula. Se trata de
seguir en la búsqueda de la pepita de oro, de otro párrafo de otro
libro, de las palabras luminosas y olvidadas.
“...
No obstante, a todo hombre – si es que es un hombre -, sus
precedentes y continuos errores deberían servirle para esforzarse
por redimir una parte de ese pasado.”
(de
“Dudas del convaleciente”, Robert Louis Stevenson)
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