Ánimos
y desánimos (de nuevo). Volvieron los algarazos y la lluvia,
pero quedan los refugios (de nuevo). El absurdo, un juicio laboral
incomprensible, un transcurso del tiempo y una incomunicación que no
ayudaron y un viaje en solitario. ¿Y el paisaje del fondo? El
del sálvese el que pueda. Pero no nos hundimos: seguimos a flote y
buscando la primavera. Y encontrando los rincones para seguir
leyendo.
“...
Cuando ya no se sabe que creer, ni está uno dispuesto a hacer de
detective aficionado, entonces uno se cansa, arroja todo lejos de sí,
abandona, deja de pensar y se desentiende de la verdad, o lo que es
lo mismo, de la maraña. La verdad no es nunca nítida, sino que
siempre es maraña.”
(de
“Los enamoramientos”, Javier Marías)
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