Cuando
menos lo esperas, un párrafo espléndido en un rincón escondido.
Un autor que no has transitado a fondo, pero con rincones y textos
que merecen explorarse. Hay que buscar constantemente puerto para
recobrar fuerzas, un Puerto de la Luz como el que se describe en el
“Cuaderno de Godo” de Aldecoa, autor viajero y aventurero.
“...
Entran los grandes barcos y se alimentan del oleoducto. Barcos de
todos los continentes. Petroleros y cargos y trasatlánticos de
pasaje. Un barco está pintado de un delicado color violeta hasta la
línea de flotación; del violeta que usan algunas señoras mayores
en las decimonónicas cintas del cuello. Un petrolero gris azulado
se despide con un largo sirenazo. En el Puerto de la Luz los colores
de los barcos tienen una fuerza y un temblor especiales. Las grandes
letras naranjas de un barco holandés alegran el ojo del que las
mira. Un cargo inglés muestra bajo la línea de flotación cuatro
pies de pintura verde esmeralda. Pero el traje común de la mayoría
es negro hasta la línea de flotación, rojo desde la línea hasta la
quilla. Los barcos siempre visten de sport.”
(de
“Cuaderno de Godo”, Ignacio Aldecoa)
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