Agarrarse
a un libro. San Jorge, día de libros, de buen tiempo, de sacudirse
cualquier desánimo. Ser positivos. Hojear unas líneas, unos
párrafos, un texto favorito o uno nuevo. Una buena comida, un buen
café, estar vivos, caminar, escuchar a Vivaldi a todo trapo.
Combatir el cinismo, a los cenizos, a mi Hyde más tenebroso con la
lucidez del Jekyll a veces cansado y derrotado.
“Durante
el reflujo, maravillas de formas y de colores se escurrían entre mis
pies; yo quería tomarlas, pero se me escapaban; aquellas que
alcanzaba, las encontraba más bellas que cuando las había
entrevisto: trozos de nácar dignos de ornar una vitrina o,
engastados en oro, de enjoyar el dedo de una mujer; pura ilusión de
arena coloreada; fragmentos y guijarros que, al secarse, se volvían
tan delustrados y vulgares como la gravilla del sendero de un
jardín”.
(de
“En los mares del sur”, Robert Louis Stevenson)
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