Día
de las bibliotecas. Siempre me gustaron. De pequeño iba a la del
barrio, luego a la Biblioteca de Aragón. También me gusta ir a la
María Moliner. Me gustaría que hubiera más bibliotecas. Cuando
no hay pasta para librerías, en las bibliotecas públicas encuentro,
como la semana pasada, el cómic de “Blue is the warmest colour”,
de Julie Maroh, antes de ver la película que la adapta, o “En el
remolino”, de Labordeta (formidable), o un libro de Cendrars que no
conocía editado por Rey Lear, o una colección poética de Julio
Alejandro o Wislawa Szymborska. Ahí seguimos. Leer más. Leer
más. Leer más. Me fijo en lo que decía Antonio Aramayona: “Un
Gobierno debería sobre todo impulsar y promover las bibliotecas de
todo tipo y condición, hacerlas fácilmente accesibles a todos,
extenderlas por todos los barrios y pueblos de España, incentivar el
gusto por la lectura, convertir también las bibliotecas en centros
vivos de intercambio de ideas y contraste de opiniones”.
“Todo
se andará día tras día. No te encojas ahora, que aún nos queda
camino. Caminemos, despacio, pero sin parar un solo instante.”
(de
“En el remolino”, José Antonio Labordeta)