Empezó el año a todo trapo y pasaron ya once días de enero, que se abren paso y a poco le tiran a uno al suelo. Va todo rápido y yo he empezado despistado, mareado, muy poco firme. Así que sigo con el plan de metas fáciles, lecturas breves ya que con las más exigentes no parezco centrado. Hay que mantenerse a flote como sea. Empujarse a leer, a escribir, a hacer algo, a estar atento a todo, a lo laboral, a lo que nos rodea, a los nuestros. Y en medio, unas torrijas en el café Levante con R. y M. en medio de un día luminoso de invierno, el de ayer. Y hoy, la pequeña dosis de Aldecoa, para tener la sensación de que conozco mejor lo que escribió, para aprender, aunque sea poquito a poco, porque me parece que no hay otra manera. Poco a poco, para ir tirando, para no quedarse tirado en el camino.

(de “El loro antillano”, Ignacio Aldecoa)
No hay comentarios:
Publicar un comentario